Detrás de todo joven con talento siempre encontraremos un padre o una madre que favoreció una amplia exploración de intereses desde edades tempranas.
Siempre se podrán rastrear maestros que supieron concentrarse en los procesos de desarrollo y no en los aprendizajes de tipo particular que han dominado la escuela desde tiempos inmemoriales. Por ello.
Se puede afirmar que el talento no reposa tanto en la cabeza o en las manos de un niño como se supuso durante el siglo XX.
La inteligencia y el talento dependen esencialmente de la interacción entre el niño, los mediadores y la cultura.
Y esta conclusión implica que en sentido estricto no nacen niños más inteligentes que otros. Lo que sucede es que hay niños que se vuelven más inteligentes y más talentosos fundamentalmente gracias a la calidad en la mediación de la cultura que ellos tuvieron la fortuna de recibir.
FUENTE:
Julián De Zubiría Samper
Cinco mitos sobre la inteligencia y el talento (Colombia, 1986 a 2006)
Aportes de la ponencia presentada en el VI Congreso Iberoamericano de superdotación y talento (Argentina,
2006)
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